Se ha anunciado recientemente un nuevo impuesto a los trabajadores vinculados a empresas estatales, con el fin de contribuir a la seguridad social. Durante la conferencia que hizo pública esta decisión que comenzará a llevarse a cabo a partir del mes de octubre, se mencionó el envejecimiento de la población económicamente activa y las consecuencias que esto trae a la economía del país.
Pero de lo que no se habla es del cambio radical del paternalismo estatal al total desamparo, que ha pasado a ser la nueva política gubernamental con respecto a la Seguridad Social, que no tiene nada que ver con lo que está establecido como concepto, por la Organización Internacional del Trabajo, que al respecto dice: “La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así, ocasionarían la desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfermedad, maternidad, accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez, vejez y muerte; y también la protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos”.
Se pudieran poner numerables ejemplos, pero quiero referirme a un caso en particular de un joven que desde su nacimiento sufre parálisis facial, retraso mental y tiene trastornos psiquiátricos y de locomoción, su nombre es Osvaldo Hernández Suárez y reside en el Kilómetro 1 y medio de la Carretera al Tejar, Las Ovas, Pinar del Río.
Este muchacho de 30 años de edad, vive solo con su padre nombrado Rodobaldo Hernández, que ya traspasó los límites de la tercera edad, pues cuenta con 69 años y ha sufrido cinco infartos cardíacos.
Hace más de dos años a Osvaldo le retiraron la chequera de la que dependía para todos los gastos que corren en su hogar y que malamente le servía para comprar las medicinas. Puede decirse que ellos viven gracias a los vecinos, que le hacen la caridad de alimentarlos.
La Trabajadora Social que atiende la zona de Ovas, argumentó que su padre podía mantenerlo, porque todavía puede trabajar; todo ello a pesar de que Rodobaldo le mostró todos los documentos que posee de las veces que ha sufrido infartos.
Estos dos seres humanos se sienten en un total desamparo porque no poseen recursos para subsistir. La vivienda está en muy mal estado, con piso de tierra, sin baño ni cocina; los pocos alimentos que consiguen los elaboran con leña, ni pensar en recursos como carbón, hornilla eléctrica, ni tampoco luz brillante.
Aunque es poco lo que tendrían que refrigerar, no tienen donde guardar y conservar los alimentos. Carecen de los mínimos recursos para vivir, como sábanas para el camastro donde duerme; ni siquiera tienen ropa y zapatos. Como Osvaldo no tiene control de su organismo realiza sus necesidades en la cama o en cualquier otro lugar donde esté.
No hay que ser médico para saber, que producto de su deficiente estado nutricional, su vida y la de su señor padre corren peligro.
Los vecinos de los alrededores son los únicos que se conduelen de ver la triste situación que tienen estas pobres personas y les brindan una pequeña ayuda compartiendo con ellos lo que tienen; porque ni padre ni hijo reciben nada del gobierno o de alguna otra institución.
Rodolfo quisiera que al menos lo atendieran en su condición de enfermo que se ocuparan un poco de su hijo que ya hasta dejó de caminar y está postrado en uno de los pocos muebles que tienen en su “choza”, una silla de palo. Como padre manifiesta que su mayor preocupación es que viejo y muy enfermo, no sabe qué va a pasar si él falleciera porque es todo para su hijo Osvaldo. Acrecienta su sufrimiento el hecho de que no puede valerse por sí mismo, ya que no camina ni siquiera habla para pedir algo cuando lo necesita.
¿Quién se va a responsabilizar por la vida de estos dos hombres que existen en condiciones muy difíciles? ¿Es para esto que les aumentaron los impuestos a los trabajadores? No obstante, lo cierto es que en nuestro país existen muchos casos de este tipo, porque se terminó para siempre la justicia social.
Pinar del Río, septiembre de 2016.