Una de las cosas que más sorprende a aquellos que se adentran por primera vez en la realidad cotidiana de los cubanos, es el abandono y desinterés que aparentemente siente el pueblo por el entorno que los rodea; aunque la verdad sea que el responsable de toda esta desidia es el régimen.
Se ha hecho ya costumbre ver como se amontona la basura frente a las casas; pero donde se hace más evidente ésta atmósfera de pesadumbre es en lo que atañe a la vivienda. Un ejemplo de esto lo podemos ver en San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, en la calle 41 en el edificio que está al costado del Banco de Crédito y Servicio y frente al céntrico parque Martí, donde en las paredes, balcones y techo de dicha edificación han crecido indiscriminadamente numerosas plantas, que van desde salvias y marpacíficos hasta un jagüey y un diminuto framboyán.
Ninguno ha sido plantado, crecen allí de forma silvestre. Es sólo cuestión de tiempo que las raíces de estas plantas y arbustos terminen un día por rajar completamente las paredes del edificio. Es como un jardín sin cultivar, y también sin que haya tenido el consentimiento de los moradores del inmueble, pero ellos: ¿qué pueden hacer?
Son años sin conservación, con la idea de que cada uno es dueño de su apartamento, pero la responsabilidad del edificio completo no es de nadie. El régimen no se siente comprometido con el arreglo de las fachadas y el mantenimiento de las edificaciones multifamiliares, si los que viven ahí no se ponen de acuerdo, se les caerá a pedazos, como está sucediendo en muchos de ellos de forma cotidiana.
Artemisa, 25 de noviembre de 2014.