En las Regulaciones del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, no están contemplados los centros nocturnos recreativos, en ninguna de sus seis categorías.
No obstante, las llamadas discotecas privadas, aumentan en número en las diferentes localidades del país, donde no existe actividad de recreación para la juventud y sin considerar como ilegal esta práctica.
En el municipio Güira de Melena, provincia de Artemisa, esto es un pequeño negocio en alza constante; existen varias discotecas privadas, las cuales son de gran preocupación para los padres de las nuevas generaciones, ya que se han convertido en centro de referencia -los fines de semanas- para la juventud de la localidad.
Y se puede sacar como conclusión que es precisamente la carencia de lugares culturales estatales, para el disfrute de los adolescentes y jóvenes lo que hace de estos centros la única distracción municipal.
Conversando con unas jóvenes de mi zona de residencia, me pude informar -de forma un poco inocente- cómo se desarrolla una noche en estos lugares y lo difícil y hasta peligroso que resulta frecuentarlos, por el mal comportamiento de muchos de los que allí frecuentan.
En primer lugar los precios de entrada son altos, no están al alcance de cualquier bolsillo y de forma general no encuentras mucho respeto; pero también -alegaron las muchachas- que no hay más opciones para los jóvenes.
Al escuchar esos argumentos, me di a la tarea de investigar sobre estas discotecas y poder corroborar lo dicho por mis vecinitas. Me aventuré a asistir a una de ellas conocida por todos como “La Riquera”, ubicada en la avenida 83, entre 74 y 76, reparto Miriam.
Lo primero que constaté al llegar al lugar, fue que los trabajadores de seguridad de la puerta, son oficiales de la policía del municipio, pero vestidos de paisanos; que al parecer en su tiempo libre son contratados por los dueños de estos centros.
El derecho a entrar por persona, cuesta 3 cuc o su equivalente en moneda nacional. Una vez dentro se puede apreciar que poseen sofisticados equipos de audio visión. La venta de bebidas alcohólicas se lleva a cabo a precios adulterados, que no son los que utiliza el estado. Los que asisten pueden disfrutar de un “show” (espectáculo) con artistas contratados de la farándula. También hay competencias de baile, con premios para el ganador y una serie de ofertas gastronómicas para degustar durante toda la noche. Todo ello acompañado de un gran escándalo musical que incomoda a los vecinos del lugar.
Si hubiera que hacerse una idea de cómo es posible que funcione algo que no está legalizado, habría que pensar que existe una confabulación con las autoridades y entidades gubernamentales, puesto que en estos lugares, lo que se posee es licencia para dar servicios de gastronomía; como es también el caso de la discoteca “Iraldo”, que hasta hace poco era un restaurante (paladar).
Pero al parecer no es algo local, porque en el cercano municipio de San Antonio de los Baños, el otrora parque infantil “El Machungo”, hoy ha devenido en una discoteca privada.
Sería bueno que el régimen tome en cuenta el deseo emprendedor de las personas, amplíe la lista de posibilidades de trabajo por cuenta propia, y de ser posible que la elimine, que permita que cada cual haga el negocio que estime pertinente, aunque pagando impuestos.
Artemisa, noviembre de 2015.