La firma en La Habana por representantes de los gobiernos de Cuba y Holanda de un acuerdo dirigido a potenciar las relaciones bilaterales y la cooperación entre ambos países, es el pistoletazo de arranque para el desmantelamiento de la Posición Común (PC) y la instauración del cacareado nuevo marco de relaciones con la isla.
La planificación quirúrgica del desmontaje del compromiso europeo con los derechos humanos comenzó hace varios años con el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero y ha ido ganando muchos y coloridos compañeros de viajes a lo largo de estos años de connivencia y desidia hasta que, el pasado día 7 de mayo, el diplomático suizo Christian Leffler, en visita a la isla, habló de un nuevo tratado de cooperación bilateral Unión Europea-Cuba.
El nuevo convenio reemplazara, como ya se aprecia en este acuerdo Holanda-Cuba, a la denominada “Posición Común” de 1996, que vinculaba la cooperación con la isla a reformas en materia de democracia y derechos humanos.
Es el primer tratado de este tipo firmado del que tengamos noticias, después de la visita del Director para las Américas del Servicio Exterior de la Unión Europea, Sr. Leffer, y según el cual se muestra el interés de ambos países en la promoción y el desarrollo de esferas como el comercio y la inversión, la agricultura, los recursos hidráulicos, la salud y la biotecnología, la cultura y los deportes, “entre otros sectores”.
La firma de este tipo de acuerdos bilaterales que soslayan el compromiso sostenido durante años en la Posición Común no es solamente un abandono a los cimientos de la democracia en Cuba, es también una felonía que compromete los principios y los valores de “respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos” que recogen los principios fundacionales de la Unión Europea.
El acuerdo que han suscrito el director general de Asuntos Políticos del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, Karel Van Ooesterom, y el vicecanciller cubano, Rogelio Sierra, es la invitación a mirar hacia otro lado, a concertar una posición común en la cual el gran olvidado es nuevamente al pueblo cubano.
Alejandro González Raga
Director Ejecutivo