El pasado 17 de agosto, tuve necesidad de dirigirme al policlínico “Ignacio Agramonte” de la ciudad de Camagüey, donde resido, para recibir asistencia médica y me topé con la desagradable noticia, que al Médico de Guardia, se le habían agotado las recetas para trabajar en todo el resto del día.
Al cuestionarlo sobre cuál sería la solución, me recomendó –por cierto de muy mala forma- que me dirigiera al médico de familia de mi localidad.
Aunque la mayoría de las veces el galeno que tenemos asignado en el barrio no está, para mi mala suerte era domingo y mucho menos lo podría encontrar, pero esto al facultativo que me atendió no le importó.
Lo que más me preocupó fue el pensar cuántas personas enfermas igual que yo, pasarían por este Policlínico en busca de atención médica y la receta que obtuvieron fue verbal igual que la mía, transfiriéndolas a su médico de familia.
¿Será este un tratamiento seguro?
Camagüey, 29 de agosto de 2014.