Martes , 27 Junio 2017

Enfermos de VIH y viven en un basurero

Maribel Carménate Rodríguez, de 48 años de edad y su esposo Bienvenido Morabal Baños, de 30 años, residentes en el municipio de Güira de Melena, están afectados con el virus del VIH Sida. Además de tener que convivir con esta penosa enfermedad, sufren la amenaza de las autoridades competentes de ser desalojados de donde residen.

Esta angustiada familia narró a este comunicador las penurias por las que atraviesan y los problemas que tienen que enfrentar para poder subsistir y alimentar al pequeño Pablo Noa Carménate, hijo de Maribel, de seis años de edad.

Desde hace más de año y medio viven en esa pocilga que es un medio básico de la Empresa de Comunales del Poder Popular, pero su uso es como vertedero de desechos sólidos; no obstante es el único lugar que tienen para estar. No poseen electricidad, ni agua potable.

Como son ambos portadores del Sida, se les permitió alojarse ahí, cuando el esposo de Maribel trabajaba en la Empresa como recolector en un camión de la basura. Él tuvo que dejar ese trabajo por motivos de salud y desde ese momento están constantemente amenazados con ser desalojados del lugar.

La directora de esa entidad, de nombre María Josefa Rodríguez fue la que les permitió establecerse ahí, pero ahora es ella –precisamente- la que los quiere echar. Maribel plantea: “Nosotros hemos tratado de hablar con esa señora para que entienda nuestro grave problema y es por gusto, no hay manera de despertar en ella un ápice de sentimiento; también hemos ido al Gobierno del Municipio, al Partido y a Vivienda, para ver en la medida de lo posible como podemos resolver esta situación; y en cada uno de los lugares se nos da la misma perorata. También fuimos a la Dirección de Salud Pública para que se nos asignaran los medicamentos que lleva la enfermedad, incluyendo los retrovirales, sin tener algo positivo”.

Según esta mujer explica, todo ha sido en vano. Ellos viven en condiciones infrahumanas, al no poder alumbrarse, no tener equipos electrodomésticos y para abastecerse de agua, tienen que cargarla en cubos, desde las casas del frente.

Tanto Maribel como su esposo trabajan en el campo para poder subsistir, y no tienen libreta de racionamiento, por lo que el niño se ve privado de poder alimentarse con leche.

Esta familia es la prueba viviente del desamparo total al que somete el régimen al pueblo, incluyendo a personas enfermas. Al igual que muchos cubanos, piensan que los únicos que tienen derechos son los dirigentes y sus familiares.

La mayor preocupación que ella tiene es que Dios le permita poder criar al niño, porque según dijo está condenada a muerte, pero mientras vive, está también muerta.

En Cuba la protección a personas con esta enfermedad se usa solamente para fines publicitarios, son muchas los que hoy en día viven en condiciones deplorables y marginados por un sistema que una vez les prometió protección, igualdad social, justicia y seguridad.


 

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