Por su encuentro con el Pontífice fue arrestado y torturado, junto a su esposa y otro activista; ahora está pendiente de juicio
De repente, fuera de todo pronóstico, el ‘papamóvil’ se detiene en su recorrido por la Plaza de la Revolución de La Habana. Un hombre aborda el vehículo, habla con el Pontífice Francisco, éste le pone la mano en la cabeza y le bendice. La escena, reproducida por los medios de comunicación de todo el mundo, tuvo lugar en septiembre de 2015, cuando el Papa realizaba una histórica visita a Cuba en pleno proceso de deshielo con EEUU. Las palabras que ambos se cruzaron y lo que ocurrió después sólo lo saben su Santidad y Zaqueo Baéz (40 años), el opositor cubano que rompió las barreras de seguridad para aproximarse a Bergoglio.
“Para mí fue algo emocionante. Recuerdo que avancé al centro de la calle, donde venía el ‘papamóvil’ y uno de los guardas de El Vaticano, que lo custodiaban, se dirigió hacia mí, yo me arrodillé en medio de la calle y le dije: ‘Señor permítame decirle al Papa que esto es una dictadura’. Me dijo: ‘Corre y díselo'”. ¿Y cómo fue ese escueto encuentro? “Le dije: ‘Señor esto es una dictadura, Raúl Castro es un mentiroso, este país está hundido en las más crueles de las miserias humanas'”.
La respuesta del Papa fue: “Sí, mi hijito, gracias, ya lo sé”, según narra Báez a EL MUNDO, durante su primera visita a España y también la primera vez que sale de la isla.
El opositor y miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) volverá a su país el 15 de julio, tras participar durante dos meses en el ‘Programa de Iniciativas para el fortalecimiento de la sociedad civil independiente de Cuba’, organizado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH). Su paso por España, le ha dado fuerzas para seguir luchando en lo que considera su trabajo: la oposición. “Al ver lo que es un país libre, democrático, donde hay avances en materia de derechos humanos, donde hay prosperidad, equidad, donde hay oportunidades que nos las hay en la nación cubana, te da más deseos de luchar porque ves que lo puedes lograr en Cuba”, explica Báez. “Sólo faltaría que una parte del pueblo de Cuba desinhiba sus miedos, que ya lo está logrando, y que se provoque un estallido social”, añade.
Desde que arrancara el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba el 17 de diciembre de 2014, se han dado pequeños pasos de apertura por parte del régimen castrista y visitas de líderes internacionales a la isla, como la del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, el 14 de agosto de 2015, momento en el que se produjo el izado de la bandera americana, y la del presidente Barack Obama, el pasado mes de marzo. Sin embargo, la oposición sigue denunciando la delicada situación de los derechos humanos en la isla. En junio, un grupo de opositores cubanos pidió al Gobierno español el respeto de las libertades en la isla y presentó un petitorio en Ginebra. Según el periodista y premio Sajarov 2010, Guillermo Fariñas, la represión va en aumento desde el deshielo y ya hay 100 presos políticos, según declaró en una entrevista reciente con EL MUNDO.
Una situación de la que da fe Báez: “Cada vez que hay un evento, o somos arrestados o somos sitiados por la policía política y no nos dejan salir, somos detenidos con días de antelación”. Eso fue lo que a él le ocurrió durante la visita de Obama.
A la espera de juicio
Por la conversación con el Papa se encuentra pendiente de juicio por desacato y orden público. Al igual que las dos personas que le ayudaron a conseguirlo: su esposa María J. Acón Sardiñas y el también activista Ismael Bonet René. Los tres sufrieron la represión del régimen por aquel acto. Fueron arrestados, golpeados y pasaron 50 días en Cien y Aldabo, según Báez, que recuerda con estupor el momento en el que un policía se colocó su anillo con la intención de hacer el mayor daño posible a su mujer.
¿Qué pasó en aquel centro? “Te hacen muchas torturas psicológicas, no te dejan dormir. Son celdas tapiadas, completamente herméticas, con una puerta de hierro, con una escotilla por donde te pasan la comida, desayuno y almuerzo. No ves la luz del sol, no ves a nadie pasar. No es una cárcel normal”, narra el activista. “Te sacan a instrucción todos los días. Instrucción es un cuarto donde tienes a los militares interrogando, preguntado por qué hiciste lo que hiciste, amenazándote de muerte, de llevarte a prisión”, subraya el miembro de UNPACU.
Báez temió por su vida y fue amenazado a 20 años de prisión, pero su único propósito era darle su mensaje al Papa, contarle “que es lo que sucede realmente en la nación cubana, donde se violan los derechos humanos a diario”. Si volviera a tener la oportunidad de encontrarse con el Pontífice, Báez no dudaría en pedirle que hable con el pueblo, “que le cuenten la realidad de lo que pasa en Cuba y que no se deje engañar por este régimen dictatorial de los Castro”. Además, asegura que “Cuba en estos momentos necesita una inspección por el Alto Comisionado de Derechos Humanos, puesto que existen desapariciones forzosas, secuestros, porque nuestra familias no saben donde nos encontramos cuando nos arrestan”.
En unos tiempos en los que la población joven de Cuba se marcha en masa a EEUU y los que no lo hacen son metidos en la cárcel -según Báez “la mayoría de los presos en Cuba son jóvenes”- este vecino del barrio habanero de Calabasar, sólo piensa en regresar a la isla y seguir haciendo su trabajo. Seguir siendo opositor.