Martes , 27 Junio 2017

“El Yiyo”, desatendido

Reinaldo Díaz Chamizo, conocido como “Yiyo”, por todos los habitantes del municipio Güira de Melena, en la provincia de Artemisa, reside en la calle 82 # 7901 interior, entre 79 y 81, si se le pudiera llamar casa al lugar donde pernocta.

A Yiyo lo mismo lo puedes encontrar barriendo un patio, haciendo mandados a los lugareños, como sentado en una esquina con la sonrisa siempre aflorando en sus labios, como si no le diera importancia a la pésima situación que padece desde hace muchos años.

Él es uno de los tantos dignificados por derrumbe total de su vivienda al paso del huracán Charlie en el 2005, indagando sobre su situación personal, es sorprendente ver en las pésimas condiciones en que está a lo que suele llamar casa.

No recibe ningún tipo de pensión por Seguridad Social y lo expresa con mucha rapidez, a pesar de su dificultad para decir palabras.

Para tratar de conocer más sobre él, conversamos con una señora que se identificó como Grisel, por temor a represalias del régimen, que es con quien este hombre permanece gran parte de su tiempo diario. Ella explicó lo siguiente: “El Yiyo es una persona digna de lástima, lo perdió todo cuando el ciclón y por su grado de retraso mental, los funcionarios del gobierno le han convertido en algo embarazoso la entrega de los materiales para levantar el rancho donde vive. Tampoco tiene asistencia por Bienestar Social; él vive haciendo mandados y recogiendo excrementos de cerdo, así las personas le dan algún dinerito que le sirve para fumar y sostenerse”.

Continuó diciendo esta caritativa mujer: “Por las tardes él viene y nosotros le damos el platico de comida, ya se ha hecho una costumbre, cuando no viene nos preocupamos y mi esposo sale a ver que le pudo haber sucedido, lo que si te puedo asegurar es que es honrado y muy respetuoso y a pesar de su desgraciada vida, siempre está alegre; es como si no se percatara de su miseria y desatención”.

Reinaldo es uno de los muchos marginados por este sistema, con un retraso mental avanzado, sin domicilio y a la merced de la caridad humana, este hombre de 65 años vivirá los últimos días de su existencia, olvidado por el régimen que un día dijo que protegería la sociedad.

Artemisa, 21 de julio de 2015.


 

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