Martes , 27 Junio 2017

‘El Gobierno Cubano nos demolió la Iglesia, pero con una sencilla cubierta oramos a Dios’

“Nadie podrá participar del entierro de la iglesia”, afirmó Rotce Morales, evangelista del Ministerio Internacional Fuego y Dinámica, dirigido desde Camagüey por el pastor Bernardo de Quesada. “A pesar de la represión, la iglesia sigue viva y con más deseos de salir adelante”. Así lo definía este participante en la Escuela Sobrenatural de Ministerio Quíntuple de Camagüey, el más importante evento anual de dicha iglesia, declarada ilegal por el gobierno Cubano.

La actividad, con cientos de participantes de las 15 provincias del país, se celebró del 14 al 16 de diciembre del 2016, bajo una improvisada carpa en la calle cuarta número 27 del reparto Versalles. Fue inevitable que sus asistentes recordaran el hermoso templo, que con un costo de más de  100 000 pesos moneda nacional, la policía política demolió el pasado año un 8 de enero del 2015. Aunque la persecución sucesiva y las amenazas de despidos o cárcel a sus miembros, hubo un momentáneo stop en el crecimiento, pero no impidió que la iglesia recuperara su ritmo en el 2016.

El evento agrupó a pastores de renombre dentro del movimiento de la Nueva Reforma Apostólica, opuesto a algunas prácticas de la iglesia tradicional y abiertamente críticos con el Gobierno. Entre ellos el pastor Alain Toledano, de Santiago de Cuba y el pastor Mario Álvarez, de Mayabeque. También se presentó el grupo de reguetón cristiano “La Unión”, de La Habana, que hizo el lanzamiento de su nuevo álbum “Un Solo corazón”, de producción independiente, con muy buena aceptación entre los jóvenes camagüeyanos.

Aunque las autoridades del territorio una vez más negaron el permiso oficial para realizar la actividad y algunos temían que ocurrieran enfrentamientos policiales, todo transcurrió con normalidad. Eso no significa que la posición gubernamental haya cambiado respecto a la iglesia; porque los pastores reunidos compartieron las recientes experiencias de acoso policial vivido durante el funeral del expresidente Fidel Castro, que fueron desde amenazas en sus hogares hasta detenciones y deportación a sus provincias.

Los cristianos que asistieron ratificaron su voluntad de construir, desde sus capacidades, una Cuba nueva donde primen los derechos fundamentales y el respeto al ser humano en todas sus dimensiones.

Así lo resumió el pastor Emerson, el día 15, al principio de su enseñanza: “Los cambios naturales no modifican la esencia pero los espirituales sí. Lo que está viviendo la Iglesia en Cuba es una tensión sobrenatural que no le permitirá regresar a la condición anterior. Dejemos de comportarnos como si fuéramos extranjeros, Cuba es nuestra casa. Sólo le temen a lo sobrenatural de Dios aquellos que se benefician del anatema. La Iglesia que, por años soportó la opresión, ahora que estamos dentro del proceso de liberación, no podemos atemorizarnos.

Cuando se olvida el propósito a cambio de comodidad, lo primero que hace el diablo es ofrecer algo que, aunque no está dentro del diseño divino, parece aceptable, pero finalmente, después de un proceso de degradación moral, termina siendo aberrante. En esa situación final muchos temen a la restauración de Dios, porque les representa pérdidas económicas.”

“Aunque la lógica indicaba que era mejor no realizar el evento, a causa de la demolición que nos dejó sin techo para guarecernos y las constantes advertencias de lo que podría ocurrir si violábamos la prolongación del duelo por la muerte de Fidel, decidí correr el riesgo”, dijo el pastor Bernardo de Quesada, anfitrión de la actividad. “Tengo claro que después de la primera vez que te dejas intimidar, la próxima será más fácil amedrentarte”, concluyó.

Por: Ricardo Fernández Izaguirre, Camagüey.

 

Imágenes del templo ahora demolido


 

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