El gas por la libre (término que se utiliza para decir que no está regulado) se convirtió en una promesa más del régimen sin cumplir, aun cuando se trata de algo básico en los hogares.
Hace ya unos meses atrás, la noticia de la comercialización de gas en los llamados “puntos de venta” fue un anuncio que agradó a los que tienen necesidad de este deficitario producto en el municipio de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa.
El tiempo ha seguido corriendo y esto nunca se vio materializado y llevado a la práctica para beneficio de los pobladores de la localidad. Hasta el momento sólo se sigue trayendo gas, para dar la posibilidad de adquirirlo dos veces al año; es decir que a cada núcleo familiar le corresponde un botellón de veinticinco libras cada seis meses, ya que se distribuye para su venta por la libreta de compra de productos alimenticios racionados.
Solo tienen derecho a recibir más de dos veces en el año este producto, aquellos núcleos que tengan registrado en la mal llamada libreta de abastecimientos, a algún familiar encamado.
La necesidad de que el gas esté al alcance de los pobladores de esta localidad es evidente, entre otras cosas debido al bajo voltaje de electricidad que existe en este municipio, por lo que no es posible utilizar en todo momento los efectos eléctricos para cocinar y es esta la única opción que queda, pues no hay luz brillante ni alcohol y las posibilidades son muy pocas.
Habría que agregar a esta situación lo engorroso de las colas que hay que hacer para poder adquirir el gas, debido al largo tiempo que transcurre entre una vez y otra que es puesto a la venta, lo que hace que cuando llega la fecha correspondiente todos acudan con desespero a los respectivos puntos para comprarlo. Además la cantidad de balones que suministran en cada operación de abastecimiento, son insuficientes, por lo que se acaban muy rápido y un número considerable de clientes se queda esperando a que vuelvan a traer, lo que a veces puede llegar a demorarse hasta una semana.
Es por todos estos inconvenientes, que las llamadas “balitas de gas”, serían muy bienvenidas en el pueblo y las personas podrían cocinar más relajadamente.
Artemisa, Diciembre 10 de 2015.