En la capital del país ha aumentado en los últimos tiempos el número de personas que duerme en la calle, en los portales de los comercios y/o en los parques. Esto es algo muy común en el municipio de la Habana Vieja, sobre todo en algunas de sus calles más renombradas, entre las que destaca Obispo.
Allí es común encontrar al comienzo de la mañana a personas sin hogar que duermen ante las puertas de entrada de algunas tiendas, en particular casi nunca faltan en la librería La Moderna Poesía, ubicada en lo que podría llamarse el inicio de la antes referida calle.
Este librería, una de las primeras que se creó en La Habana, es uno de los sitios predilectos para estos durmientes, que no tienen un techo bajo el que pasar la noche. Así para el que camina frente a ella antes de las siete de la mañana, le es común la imagen de algún hombre o mujer abandonados a las delicias de un sueño profundo, aderezado en no pocas ocasiones por altos ronquidos.
Es inconcebible ver como consiguen dormir –plácidamente- sobe el duro cemento de estas losas antiguas, demostrando a los que por allí pasan, que no hay mejor colchón o almohada que el cansancio y la necesidad de descansar.
El deterioro habitacional de la Habana y la evidente imposibilidad de darle solución a este problema, junto a un drástico aumento de la pobreza, han hecho que se incremente el número de personas que carecen de un sitio donde pasar la noche.
El despertador de los sin hogar, suele ser algún miembro de la policía, que los toca con su tonfa para que despierten. Esta es una realidad, que va en aumento día tras día en la capital; una imagen que como el primer adorno de café matinal, ya parece insuperable.
La Habana, 22 de setiembre de 2015.