Declaración del Observatorio Cubano de Derechos Humanos respecto al nuevo rumbo de las relaciones Cuba- EE.UU
La decisión tomada por los gobiernos de Los Estados Unidos y Cuba de reestablecer relaciones diplomáticas y ampliar las comerciales es un primer paso que puede conducir a la nación cubana al encuentro con la democracia o a un reforzamiento de la dictadura.
El capítulo que se inicia a partir de esta convocatoria es de complicada redacción y exige nuestra máxima atención. Para nadie es secreto el comportamiento irreverente del gobierno cubano, su incumplimiento de asuntos firmados o pactados, sus reprobables antecedentes en materia de Derechos Humanos y su represión diaria contra quienes pretenden vivir en libertad, pero este comportamiento inveterado del régimen no puede llevar a la hemiplejia social ni al desánimo.
Este es un momento crucial para todos los implicados. El gobierno cubano puede aprovecharlo para escenificar la pantomima de la victoria ante “el imperio”, como ha hecho siempre, o asumir decididamente las aspiraciones de la mayoría de los cubanos fuera y dentro de la isla. El gobierno de Estados Unidos, por su parte, ha establecido un programa con unas medidas que pondrán a prueba no sólo la real determinación del gobierno cubano para hacer cambios sino la suya propia para seguir apoyando a los activistas de derechos humanos y miembros de la sociedad civil que luchan pacíficamente por la democracia en la isla. Al mismo tiempo, ha iniciado un período de exigencia moral a los gobiernos latinoamericanos, que durante años pidieron a Estados Unidos pasos como los que acaba de dar el presidente Barack Obama. Ahora resultaría injustificable la aquiescencia ante los atropellos o el enarbolar el manido pretexto de la política norteamericana hacia Cuba.
Desde el Observatorio Cubano de Derechos Humanos entendemos que no es el momento de los odios; es justo ahora cuando hay que exigir del gobierno cubano un verdadero proceso de reformas políticas y económicas, a fin de que los cubanos podamos desarrollar nuestras vidas y proyectos en nuestro país, con respeto y dignidad. Reivindicar una vez más nuestra demanda de que Cuba tiene que abrirse para los cubanos, y esa apertura no puede ser otra que la apertura democrática.
Las transiciones pacíficas sólo es posible lograrlas mediante el diálogo constructivo, respetuoso y firme, incluso con la disposición de disculpar los agravios, sin apartar la debida justicia. Entendemos que se abre ante nosotros una puerta a la posibilidad de construir juntos esta nueva sensibilidad; y es nuestra responsabilidad histórica no dejarla escapar.
Madrid 19 de Diciembre del 2014
Observatorio Cubano de Derechos Humanos.