Martes , 27 Junio 2017
El camino del rímel y las cremas antiarrugas

El camino del rímel y las cremas antiarrugas

La reciente mención hecha por el vicepresidente del gobierno cubano y jefe de la Comisión para la Implementación y Desarrollo de las reformas económicas, durante la inauguración del VII Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), de crear un sitio Web para publicar las políticas y normas jurídicas de sus “reformas económicas” y facilitar el entendimiento de las medidas, va por el camino del rímel y las cremas antiarrugas.

La “expulsión de la prensa extranjera” (según ha publicado el Diario de Cuba) del acto donde se anunció la creación de dicho sitio web confirma el contrasentido, ya que este ha sido desarrollado supuestamente para “informar” a una población sin acceso a internet. Lo que le asegura ya desde su inicio, el fracaso rotundo.

Para  la inmensa mayoría de la población cubana acceder a la red de redes continúa siendo una fantasía, aun cuando se anuncie la ampliación a 118 sitios para brindar este servicio, que se ofrecerá al astronómico precio de 4.50 CUC (que es el equivalente a 5.40$) la hora de conexión. Precios que muy  pocos cubanos en la isla podrían pagar para asomarse a este o a cualquier otro portal.

La anunciada apertura es otra farsa, la mayor parte de estos 118 sitios ya existían (la mayoría solamente con acceso público a una “internet” interna, cerrada al exterior o filtrada, y con acceso siempre monitoreado por funcionarios “a pie de ordenador”) y habían ido cerrándose a discreción para los nacionales, en el afán por aislarles de esta herramienta de comunicación. Ahora reabren sus puerta para esquilmar a la población (básicamente a aquellos que reciben remesas del exterior), a sabiendas de que este es un negocio rentable dada la abundante diáspora cubana, dos millones de potenciales clientes solo entre cubanos y sus descendientes son un de mercado apetecible, así como a la necesidad de información de un pueblo que ve un resquicio por el que asomarse al mundo real.

El aprovechamiento de una fractura social creada por el propio régimen para  lucrar de ella es una conducta condenable en cualquier gobierno del mundo y una práctica deleznable, pero el régimen cubano la muestra cínicamente como un síntoma de apertura, lo que significa una tácita aceptación del saqueo de la nación cubana.

América Latina no es un buen lugar para las comunicaciones de manera general, pero en la región Cuba ocupa el primer lugar en el precio por hora de conexión a internet: 5.40$,  79.9 centavos de Dólar el minuto de conexión telefónica (sin hablar ya de la calidad del servicio o su uso para censurar y espiar),  en un país donde el salario medio es 18$ mensuales. Esto sería motivo suficiente para la indignación y la convulsión social; no imagino un europeo o latinoamericano, ni siquiera un iraní conforme con tal escarnio.

El gobierno cubano, en consonancia con la resolución del Consejo de Derechos Humanos que establece que el derecho de acceso a internet “debe garantizarse y ser protegido por todos los países”, debería además de ofrecer el libre acceso a las comunicaciones establecer precios justos para estos servicios, en equilibrio con las posibilidades y necesidades reales de sus ciudadanos.

Debería además iniciar un camino de reformas radicales, que superen el absurdo concepto de apartheid que condena y retrotrae a nuestra nación a escenarios ya superados por la inmensa mayoría de las naciones. La vaguedad de este comportamiento solo puede entenderse en el contexto de una casta política  que aspira a  controlar todos los resortes sociales, y va soltando aquí o recogiendo allí según las circunstancias, atento a su finalidad última, que no es otra que mantener un poder totalitario que dura ya más de medio siglo; una idea tan extemporal como extravagante, que solo asegurará a los cubanos un futuro de sombría continuidad en el aislamiento.

Alejandro González Raga
Director Ejecutivo


 

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