El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) respalda sin fisuras los reclamos que están en la base de la acción de huelga de hambre iniciada por Carlos Amel Oliva, Guillermo Fariñas, Laudelino Rodríguez, Zulma López, Oria Josefa Casanova, Maikel Mediaceja, Kessell Rodríguez, Rubén Alvarado, entre otros. El gobierno cubano, superándose en su propio historial represivo y ante la difícil situación económica y social en la que ha sumido al país, ha aumentado el nivel de violencia física de sus actuaciones y ahora recurre con mayor frecuencia a la violación de domicilios y al despojo de las pertenencias y recursos de los activistas de derechos humanos. Esto es algo intolerable.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos cree que el recurso a la huelga de hambre es legítimo y alcanza sentido en un país en el que no existe libertad de expresión ni tribunales independientes a los que un ciudadano pueda acudir a denunciar las arbitrariedades de toda una estructura represiva que como títere se mueve al ritmo de las orientaciones que marca el gobierno. Además, la acción de huelga de hambre es un método que no genera daño en otros ciudadanos, de ningún tipo, ni físico, ni moral, ni económico, a diferencia de otros métodos violentos empleados en determinados momentos históricos de nuestro país. Fue la vía escogida por Pedro Luis Boitel y por aquel humilde hombre llamado Orlando Zapata Tamayo, quienes ofrecieron su martirio en el altar de la patria.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos, sin embargo, quiere llamar la atención sobre el daño que la acción de huelga de hambre provoca sobre quienes la practican, personas que son nuestros amigos, nuestros familiares, nuestros hermanos en Cuba, a quienes queremos y necesitamos con todas sus energías, fuerzas, inteligencia y valentía en el reclamo de libertad, democracia y mejores condiciones de vida para los cubanos; por la singularidad que representa la propia vida humana es que los necesitamos con vida.
La liberación también encuentra sentido en el respeto de la vida frente a la cultura de la muerte y la represión, especialmente ante aquellos que no la valoran. La verdadera liberación en Cuba es la ruptura con la cultura de la indiferencia. A pesar del sentido que tiene el sacrificio o el martirio personal, debemos estar abiertos a otros métodos que en el contexto actual podrían ser más eficaces.
El gobierno cubano siempre ha sembrado la percepción de que triunfa si ocurre una cosa y gana si pasa la contraria. No creemos que esto sea así. Cuba gana, y por tanto el gobierno pierde, cuando varios de sus hijos reclaman sus derechos sin hacer daño a otros, pero también Cuba gana, y el gobierno pierde, cuando se defiende la vida.
Es por ello que partiendo del respaldo a los reclamos de los huelguistas, reconociendo la legitimidad del método, pero también considerando otros valores y realidades, les pedimos humildemente la suspensión de la huelga de hambre. Cuba los necesita con vida.
Madrid, 9 de agosto de 2016