Martes , 27 Junio 2017
Brindar y soñar en Cuba

Brindar y soñar en Cuba

Ninguna dictadura ha tenido el poder de prohibir la ilusión. No hay celda ni revólveres que encierren o paralicen las esperanzas en el porvenir. Así es que ni la policía, ni la escasez, la incertidumbre, las palizas, la persecución, el acoso o la falta de recursos impedirán que el 31 de diciembre la oposición pacífica, los presos políticos, los periodistas independientes y los artistas rebeldes sueñen despiertos y levanten una copa imaginaria o un jarro de aluminio real y escachado por la libertad de Cuba.

Los grupos de poder del régimen y su feligresía de cómplices y sirvientes también tienen sus ensueños. Elevarán, en el entorno de sus limbos, copas reales para la celebración de otros doce meses y por la eternidad en el dominio del país.

A su vez, los grandes sectores marginados y empobrecidos brindarán, sin ponerle nombre y apellidos y sin mencionarlos o definirlos, por los derechos que han perdido en más de medio siglo. Querrán hacer el convite frente a una hoguera donde arda la libreta de racionamiento, bajen los precios de los productos básicos para la mesa familiar y por que el gobierno saque a sus funcionarios y sus fracasos de la intimidad de sus casas, del presente y del futuro de sus vidas.

Entre estos cubanos que viven en las cunetas de la sociedad hay que tener en cuenta las ensoñaciones de los que no creen en los cambios anunciados ni esperan el resplandor de ninguna hoguera. Son los que, en el turbión de los amigos, chocarán los vasos que es la única manera de escuchar el ron con el ensueño de irse a otro país y encontrar la libertad por cuenta propia.

En ciertos grupos pequeños de pícaros los festejos serán por la confusión. Los tragos volarán para que continúe esta etapa en la que lo que queda del socialismo recibe apoyos de unos retazos capitalistas y el escenario es una tierra de nadie que se quieren repartir.

Agobiada por los desastres de su economía, la dictadura ha entreabierto las puertas en busca de inversores. Con esa apertura, además, ha convertido la isla en un escenario folclórico para muchos visitantes extranjeros, artistas y celebridades que festejarán el año nuevo en una especia de museo del comunismo pero acompañado por guitarras y nativos que bailan.

Sí. Aquello no es un bloque de ciudadanos felices como afirma el sistema de panfletos oficiales. Es una nación viva controlada por el totalitarismo en la que, al menos, setenta presos políticos, uno de ellos, Vladimir Morera en huelga de hambre, pasarán la última noche del año 2015 en un calabozo. Y decenas de Damas de Blanco y activistas de derechos humanos han sido encarcelados y maltratados en estos días festivos como los arrestan y maltratan a lo largo de todo el año, de todos los años.

Salud y fuerza para los que sueñan con la libertad.


 

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