Martes , 27 Junio 2017
Asesinato en San Cristóbal alimenta las protestas

Asesinato en San Cristóbal alimenta las protestas

El asesinato de Kluiverth Roa, de 14 años, por un funcionario castrense, ha convertido la ciudad venezolana de San Cristóbal, estado Táchira, en una pira de indignación que no abandona las calles

Las protestas no cesan a ninguna hora en San Cristóbal. Una sincronización implícita hace que la calle siempre esté sometida bajo el estrés de la corneta, el cacerolazo, el grito o el crepitar intimidante de la basura quemándose en alguna calle del Barrio Obrero, o en cualquier otra de sus zonas urbanas.

Es un sitio tan inverosímil, que puede hospedar en una calle una protesta tan pacífica como una nube y dos calles más abajo el dantesco espectáculo de la violencia desmedida.

Una anciana en bata toma la acera frente a motorizados de la Guardia Nacional, bate con fuerza un cucharón contra el culo de una olla de hierro y los observa pasar, indignada, mientras el rugir de sus motos hiere el luto de la noche sancristobalense.

Dos calles más abajo, una multitud emprendió una vigilia en homenaje al vilmente asesinado Kluiverth Roa, en el mismo lugar donde fue ultimado.

El estudiante de bachillerato de 14 años fue ultimado por un funcionario policial mientras auxiliaba a unos heridos.

Algo más que 24 horas después, hasta el ruido de los automóviles expide un pudor fúnebre, invadido con la iracundia de detonaciones; algunas son pirotecnia, que es el arma más letal de un manifestante. Otras detonaciones bien podrían ser armas de fuego, empuñadas inescrupulosamente por los que fueron “formados” para proteger a quienes hoy masacran.

Fotos de de San Cristóbal, estado Táchira (Rafael Hernández Marcano)


 

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