Comenzaré esta noticia, que ha dejado un profundo sentimiento en mí, mezcla de lástima y dolor, después de todo lo que pude constatar y es por eso que me hago esta pregunta: ¿Cómo es posible vivir así?
Hace unos 25 años, la dirección del país decidió desmantelar algunos centrales azucareros, lo que trajo como consecuencia que muchos trabajadores que dependían de esta agroindustria quedaran sin trabajo. Este es el caso de los habitantes de un poblado conocido como “El Central”, en el Reparto Rubén Martínez Villena, en el municipio Madruga, provincia de Mayabeque.
Yenei Ventura, de 18 años de edad y su esposo Héctor (55), relatan lo que está sucediendo en estos momentos en las instalaciones del antiguo central azucarero. Antiguos trabajadores y otros carentes de techo, fueron asentándose en las naves que se construyeron con el fin de servir de albergues cañeros; estas personas no tienen un lugar donde vivir, que es lo mismo que decir que carecen de un hogar donde formar sus familias.
En total 34 familias se han instalado en esta especie de cuartería de los abandonados albergues cañeros. Allí pudimos encontrar niños, adolescentes, mujeres amas de casa, trabajadores del campo y encanecidos cabellos de ancianos que cuentan más de una historia. Todos comparten la misma suerte y más que eso, en las peores condiciones posibles higiénico-sanitarias.
Usan de forma colectiva un mismo baño, un fregadero donde lavan los platos y la ropa, y viven en un espacio físico tan reducido que se puede comparar con la celda de una prisión.
Las pocas pertenencias que poseen las tienen apiladas como pueden en el lugar donde pernoctan, con mínimas condiciones de privacidad para sus humildes vidas.
Sus aspiraciones son mínimas, quieren llegar a tener un pedazo más de tierra donde ampliar sus pequeños cuartos y salir del hacinamiento; y la posibilidad de tener acceso a la electricidad propia y a agua corriente.
Ellos han invertido años haciendo planteamientos y quejas al Gobierno Municipal, y también al Provincial, pero ambos han hecho oídos sordos y han provocado la ira y angustia de los habitantes de los enmohecidos cuartos del extinto central Villena.
¿Por qué a problemas colectivos como este no se les da una solución justa y se mejora la vida de algunos cubanos? Sí, a esos mismos a los que se les prometió justicia social.
Mayabeque, 23 de julio de 2015.