Madrid, 4 de noviembre de 2016.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denuncia 636 detenciones arbitrarias en el mes de octubre, de las cuales 434 corresponden a mujeres y 202 a hombres. 20 activistas de derechos humanos se encuentran en prisión desde hace varios meses y están pendientes de juicio por su activismo político.
El OCDH ha documentado 8.631 detenciones arbitrarias desde el comienzo de 2016: 4.892 contra mujeres y 3.739 contra hombres.
Sorprende que los niveles y el carácter sistemático de la represión se mantengan en momentos en los que el gobierno norteamericano dialoga con el régimen cubano teniendo en la agenda la preocupación por los derechos humanos. ¿Será que el régimen cubano insistirá en su aparentemente incorregible naturaleza represiva aún cuando se le hagan importantes concesiones? ¿O será que utiliza el atropello a los derechos de sus ciudadanos como moneda de cambio para lograr mayores concesiones futuras? Cualquiera que sea su motivación, es éticamente reprobable.
En este contexto nos preocupa sobremanera la huida hacia adelante de la Comisión Europea y de la titular de Exteriores Federica Mogherini para lograr sin empacho alguno un acuerdo bilateral con La Habana, conseguido en un proceso poco transparente, según el juicio de destacados eurodiputados, y con un resultado marcado por la ausencia de exigencias, mecanismos y plazos en relación con la necesidad de respeto a los derechos humanos y el Estado de Derecho. Ni siquiera para guardar las apariencias el embajador de la Unión Europea en Cuba, Herman Portocarrero, recibió o consultó a los Premios Sajarov cubanos, dejando claro los intereses de quienes han prevalecido a la hora de llegar a ese mal acuerdo.
La Unión Europea, queriendo competir con Estados Unidos, está jugando un lamentablemente papel.
El OCDH ha planteado en Bruselas sus propuestas políticas y técnicas para mejorar el acuerdo (planteamientos que recogemos en esta petición online, que invitamos a apoyar).
El mundo entero creyó conocer qué era lo mejor para el pueblo colombiano, y se equivocó. Con los cubanos pareciera que cometen el mismo error, aunque lamentablemente los ciudadanos no tendremos la oportunidad de expresar libremente nuestro designio.