El gobierno cubano ordenó el sábado último cerrar las pequeñas salas de cine 3D particulares, que desde hace meses funcionaban en casas o locales, por considerarlas ilegales y ratificó la prohibición de ventas de artículos importados o los obtenidos en la red comercial estatal.
Una nota informativa en la prensa oficial, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, divulgó que la exhibición cinematográfica, que incluye las salas de 3D, así como la organización de juegos de computadoras, nunca han sido autorizados y se están desarrollando, en ocasiones, asociados a otras prestaciones, como las vinculadas a servicios gastronómicos.
Decenas de salas abrieron en La Habana y otras ciudades del país en los últimos meses, y en ellas se proyectan películas en tercera dimensión, 3D, tecnología con la que el estado no cuenta, a excepción de una en la Cinemateca de Cuba, abierta hace alrededor de tres meses.
Hace dos semanas, el diario Juventud Rebelde dedicó un extenso reportaje a estas salas sin criticarlas, solo se refería a ellas y daba a conocer las variantes que usaban sus dueños para hacerlas mas atractivas, como las ofertas gastronómicas.
En estas salas, los espectadores, generalmente niños, pagan entre uno y cuatro dólares por función, tarifa que en muchos casos incluye un refrigerio.
La tecnología usada en esas pequeñas salas no está a la venta en la isla, y por lo general es enviada por parientes y amigos desde el extranjero, por un valor que se calcula en 3.000 dólares, como refiere el periódico.
El texto también informó la concesión de un plazo hasta el 31 de diciembre para que los revendedores de ropa importada por vías no comerciales y de artículos comprados en la red comercial liquiden sus inventarios.
Las opiniones de los afectados y los no afectados coinciden en que la “mentalidad del gobierno” no cambia, y que los cubanos nunca saben a qué atenerse cuando deciden iniciar alguna empresa con la que pueda ganarse la vida.
“Es cierto que estas salas de cine 3D son ilegales porque no existe ninguna regulación al respecto”, afirma Juan J. Romero, quien es dueño de uno de estos pequeños cines, y agrega “ pero lo que debía hacer el gobierno es legalizarlas, no quitarlas, nosotros estamos dispuestos a pagar los impuestos que establezca el gobierno”, ratifica.
En otra sala de 3D, el dueño, Ernesto H. Rodríguez, comenta muy disgustado, que es cierto que son ilegales y también es cierto que cuando se hacen estas regulaciones, en un principio, es imposible recoger todas las formas de trabajo por cuenta propia que se le puede ocurrir a una persona, “porque la imaginación de los seres humanos siempre supera la realidad, pero una vez que ha aparecido y se ha extendido, el gobierno debía entonces regularla y no eliminarla”.
Otros también son de la opinión de que “en el mundo entero estas cosas funcionan de otra manera, en un país normal los gobiernos en vez de prohibir estas actividades, lo que hacen es legalizarlas, cobran los impuestos pertinentes y todo el mundo esta feliz. El negociante porque se siente seguro y encuentra una forma de ganarse la vida y el gobierno porque tiene mas contribuyentes para el presupuesto estatal”, añaden muchos de los encuestados.
“Las municipalidades en muchos países viven de estos impuestos, que en definitiva van a parar a obras sociales en bien del pueblo, añaden los afectados”.
En el caso de los revendedores de artículos importados y comprados en la red comercial han tenido que hacer grandes rebajas en los precios de los productos, que a la larga le han ocasionado “grandes pérdidas”, comentan muchos.
“De la venta de ropa importada viven muchas personas en este país”, opina la dueña de una de estas tiendas que no quiso decir su nombre por temor a represalias, y agrega “desde que estoy en este negocio mi vida ha mejorado mucho, pasé de la pobreza extrema a vivir decentemente, como debe vivir un ser humano”.
“Pero lo mas lamentable es que yo estoy sindicalizada, he pagado el año completo y el día de haber destinado a la defensa del país, pero ni eso ha servido, los jefes del sindicato a la que pertenecen los cuentapropistas se han doblegado una vez más a las decisiones del gobierno, todo es una farsa”, agrega.
Willian V., quien se dedica también a la venta de ropa importada, afirma “este gobierno siempre engaña a la gente, en este país nunca se sabe la ultima, apenas la penúltima o la antepenúltima”.
“Siempre hace lo mismo, tirar el sofá por la ventana, es decir, nunca va a la esencia de los problemas, todo lo soluciona reprimiendo más a la gente y sus ideas, es como si le diera envidia ver que el pueblo tiene mas imaginación que ellos para salir adelante”.
“En síntesis, el gobierno cubano no tiene credibilidad, sobre todo frente a su pueblo”, finaliza este hombre que quedó cesante en su trabajo porque “racionalizaron su plaza” y lo dejaron sin empleo.
“Cuando quedé cesante yo no sabia para donde coger, y un amigo que vive en España me prestó el dinero para que emprendiera este negocio, en aquel entonces yo no sabía hacer nada, sólo lo que había estudiado, entonces aprendí a hacer esto y me ha ido bien, de este negocio vive mi familia, ¿ahora qué hago, de que viviré?; pregunta
desconsoladamente…. y seguido añade… “Yo siempre fui de los que creí en nuestro gobierno, pero veo que solo hace el paripé de que está cambiando para mantenerse en el poder… la verdad, tengo que reconocer que el nuestro es un gobierno sin credibilidad.