Da pena pasar por la calle Pepe Antonio entre Martí y Lebredo, en Guanabacoa, y ver las pequeñas sombrillas que han hecho a los teléfonos estatales, cuidando algo que no se puede utilizar, porque la mayoría de los equipos está sin auricular.
Si bien es cierto que esto es parte de la indisciplina social, también los teléfonos que se supone presten servicio a la población, permanecen así semanas sin ser reparados.
La Habana, 8 de marzo de 2014.