La clave de todo, según ellos, es saber ‘cuál es la voluntad política real de Raúl Castro’ | ‘El primer diálogo que hay que hacer y que falta es el de los cubanos con los cubanos’
En la televisión del salón estaba la imagen de la comparecencia de Raúl Castro. En la pantalla del dormitorio sintonizaban la rueda de prensa de Obama. Y Alejandro González Raga, periodista y ex preso político, sus hijos y Elena Larrinaga, presidenta del Observatorio cubano de los derechos humanos (OCDH), iban de un lado a otro cada poco rato. Con el oído puesto en ambos discursos pero escuchando más sus propias emociones que cualquier otra cosa.
Son conscientes, y lo recalcan, que el miércoles fue “un día histórico”, por la liberación de Alan Gross y otros presos políticos y por el retorno de las relaciones económicas entre Cuba y Estados Unidos, tras 56 años de hostilidades y discursos que no cambiaron nada. Pero la ilusión por el paso dado por ambos Gobiernos no va mucho más lejos. Los cubanos residentes en España no lanzan las campanas al vuelo.En realidad no es lo que esperaban.
“Es un tema de muchos años, de mucho debate y creo que hay que ir paso a paso. Todas las cosas relacionadas con Cuba son siempre muy crípticas y hay algo de misterio alrededor. Sorprenden un poco estas prisas repentinas”, explica a EL MUNDO Alejandro, miembro del ‘grupo de los 75’, opositores que fueron detenidos durante la llamada ‘Primavera Negra de Cuba’ de 2003. Pasó cinco años en la cárcel hasta que en 2008 le dieron la opción de exiliarse en España. Y no volver. Ni él ni los suyos.
No tiene un discurso pesimista, pero tampoco quiere dejar de pisar con los pies en el suelo. “Estoy medio gato, como dicen en Cuba”, reconoce. “Nosotros siempre hemos apostado por el diálogo y nos parece que es bueno que se hable. Si no se juega el partido no se sabe el resultado. Hay que dar margen a que las bolas rueden y luego ya veremos después qué pasa”, afirma.
Tanto él como Elena Larrinaga celebran la liberación de Alan Gross “un hombre inocente, que no ha cometido según las normas internacionales ningún tipo de delito. Estaba preso por llevar material de comunicación a la isla, no era una bomba ni un misil ni una granada de mano ni nada de eso”. Pero la presidenta del OCDH insiste en que la clave de toda esta maniobra es saber “cuál es la voluntad política real de Raúl Castro. Si su voluntad es avanzar, bienvenido sea”. Y añade Alejandro “hay que tener en cuenta que Cuba no siempre ha jugado limpio y después de conseguir sus metas ha abandonado el juego”.
El diálogo, los gestos y el futuro
Obama reconoció en su discurso que el embargo no había servido de nada. Admitió una política errónea. Algo que no se escuchó de los labios de Raúl Castro. Larrinaga tiene claro el porqué de esta diferencia. “Para Raúl esto es necesidad. Todo lo que han hecho los Castro ha sido un desastre. Dejar un país en la ruina. Pero a los 84 años no va a claudicar y decir ‘señores, me confundí'”.
Y continúa: “La gente piensa que EEUU ha hecho un gesto muy sólido y muy fuerte con un país que no respeta los derechos humanos, cosa que yo comparto. La apuesta ha sido valiente. Yo nunca he dudado de la buena voluntad de los presidentes americanos, pero sí que creo que a veces han sido un poco ingenuos al pensar que el embargo o el no embargo hubiera cambiado la actitud del gobierno cubano. No lo creo. Fidel, desde que llegó al poder, hubiera buscado cualquier tipo de confrontación para mantenerse aislado, como un señor feudal en su territorio”.
En la casa de Alejandro González Raga todos coinciden en que esto “no es el fin del bloqueo, pero sí que es poner una zanahoria. A ver cómo reacciona ahora el gobierno cubano”.
Según el periodista “lo primero que tiene que hacer Castro es empezar por incluir en sus normas el respeto a los derechos humanos y abolir delitos como la peligrosidad social. Hay que plantearse un nuevo escenario jurídico para Cuba, un marco constitucional diferente que no diga que el partido comunista es el órgano rector de la sociedad cubana, porque hay muchos cubanos que no son comunistas y también tienen derecho a participar de la vida política del país”.
“Si no hubiese habido una exigencia popular, un descontento en el pueblo, los Castro estarían en las mismas posturas del 59. Los cambios se han dado en los cubanos, no en la jerarquía”, argumentan desde el OCDH.
Y apuntan que “de lo que se trata es de que hablemos los cubanos. Pero los cubanos con los cubanos, más que EEUU y Cuba. El primer diálogo que hay que hacer es el de los cubanos de dentro y fuera de la isla con el gobierno cubano. Y eso falta, aunque se están dando las condiciones para que surja”. “Somos nosotros los que tenemos que arreglar el país y el perdón debe ser la premisa para construir una Cuba futura”.
“Somos optimistas, pero no porque el gobierno nos haya dado motivos”, concluyen.