Las reparaciones emprendidas por el gobierno en algunas calles de la Habana Vieja -la zona de Eusebio Leal el historiador de la ciudad- han generado un profundo malestar en la población debido a su demora, pues llevan meses y no han concluido aún, están empantanadas.
Este proceso constructivo le da a los sitios de la Habana Vieja conde se efectúa, el aspecto de un lugar en el que hubiera ocurrido una catástrofe. Bastaría ver la calle Obrapía, con esas enormes zanjas abiertas, donde junto a los tubos plásticos del alcantarillado se han acumulado desde basura hasta botellas rotas.
Algunas personas, acostumbradas a la ya tradicional falta de higiene, porque de lo malo también se hace costumbre, aprovechan para arrojar en estas zanjas todo cuanto les sobra.
La misma apariencia de la célebre calle Obrapía lo presentan otras como Villegas, Aguiar, Bernaza y Compostela. Nadie podría negar la necesidad de reparar y cambiar el alcantarillado de esa zona tan vieja, pero lo que sí no se justifica y es molesto, es la enorme tardanza de estas reparaciones y que se haya roto más de lo que razonablemente se iba a poder reparar después.
Esto ha contribuido a que dentro de las zanjas y encima de los escombros se acumule todo tipo de inmundicias. Es una situación caótica, que origina falta de higiene, pero en medio de estas acumulaciones de escombros y basura y en ocasiones aguas podridas, hay lugares que se dedican a la venta de alimentos sin las condiciones mínimas para ello.
Hoy la Habana Vieja parece impactada por una catástrofe y a pesar de que la frecuentan numerosos turistas extranjeros, no tiene nada que ver con la imagen nostálgica que muchos tienen del lugar.
La Habana, 25 de noviembre de 2014