La escasez de líneas de transportes públicos, fundamentalmente de ómnibus, tanto urbanos como interurbanos, se hace sentir en la municipalidad de Manzanillo, en la provincia Granma. Pero también tiene repercusión económica en los bolsillos de quienes necesitan movilidad para ir a trabajar, asistir al hospital, resolver problemas personales e incluso de recreación.
Aquellos que tienen muy bajos ingresos consideran este inconveniente como un factor más negativo aún, porque se ven obligados a acudir a medios de transportación más caros y en ocasiones no tienen otra alternativa que caminar largos trechos para poder llegar a sus destinos que si se considera desde el punto de vista del calor y el sol que permanece casi todo el año en las provincias orientales puede imaginarse agotador.
Esta crítica situación del transporte ha traído sus consecuencias en el panorama higiénico sanitario, pues como una solución surgieron las llamadas “cativanas”, que son coches de tracción animal, que van dejando sobre las calles manzanilleras toda una estela de orina y heces fecales.
El gobierno local plantea que está priorizado el acceso a los hospitales, pero si alguien se siente indispuesto en horario nocturno se verá precisado a utilizar los servicios de autos privados y el precio a pagar oscila entre 30 y 40 cup (moneda nacional).
A pesar del cacareado arribo de nuevos ómnibus del tipo Minerva, la localidad ha reducido su parque de 120 ómnibus a 18, y no todos prestan servicio todos los días, pues se rompen constantemente. Un factor que influye en ello es el mal estado de las calles por donde transitan, además de no contar con las piezas de repuesto necesarias.
Las zonas del pueblo más afectadas son el caserío de Las Novillas y la Ciudad Pesquera por estar distantes del centro urbano, pero otras como la barriada de Santa Elena, esperan por el ofrecimiento de apertura de una nueva ruta, pero la respuesta que han recibido sus habitantes hasta el momento es la falta de presupuesto, claro adicional al siempre bien argumentado embargo económico del Gobierno de los Estados Unidos de América.
Manzanillo, enero de 2016.