Rodolfo Hernández Guerrero es el nombre del activista de la UNPACU víctima de agresión con arma blanca por parte de Aidé Estivens Despaigne, colaboradora de la tiranía y presidenta del llamado Comité de Defensa de la Revolución (CDR) del barrio donde este activista reside, que no es más que La Ceiba, en Palma Soriano. Localidad que ha sido escenario en los últimos días de continuas acciones pacíficas protagonizadas por la célula 18 de Marzo de la UNPACU, la cual dirige el activista Víctor Campa y que sufrió el allanamiento ilegal de las viviendas de algunos de sus miembros por fuerzas especiales.
Según testimonio del agredido, los policías que asaltaron y robaron en su vivienda vinieron acompañados y guiados por ella.
Gozando de total impunidad por parte de Fiscalía, estos instrumentos del mal agreden sin límites confiados de que aunque se presenten denuncias en su contra, éstas no procederán, no sucederá nada. Y es donde la persona se ve en total estado de indefensión, al no poder interponer un recurso efectivo que le proteja ante estos males. Ésta situación debe cambiar.
Dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 8.
–Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley. –
Y algunos dirán: ¿Qué esperar de un sistema dictatorial como el de los hermanos Castro, que viola sus propias leyes, su Constitución, y en mayor o menor medida todos los derechos humanos?
Creo que no tenemos por qué seguir esperando nada más. Debemos aunar esfuerzos para que este sistema desaparezca y no vuelva a imperar en nuestra Patria jamás. Los cubanos tenemos derecho a vivir en libertad.