El 17 de septiembre pusimos carteles no gubernamentales en la casa y pintamos en la calle -nuevamente- nuestro desacuerdo por la campaña que lleva a cabo el régimen en apoyo a la liberación de sus 4 espías. Uno de ellos decía: “El pueblo de Cuba tiene hambre, pero tiene miedo; cuando se acabe el miedo se acaba el hambre”.
Alrededor de las 10 de la mañana llegó un camión lleno de oficiales de la brigada especializada de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) entrenados para hacer frente a las masas y dar golpes; también turbas paramilitares con ropa de civil; miembros de la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y oficiales del Departamento de la Seguridad del Estado (DSE), los que clausuraron las puertas y ventanas con alambre de púas para evitar que mi familia saliera de la vivienda.
El objetivo de este método fascista fue echar chapapote por todas las paredes externas de la casa, e inclusive lanzaron ese asfalto por las ventanas hacia dentro, lo que ocasionó que se pintara mi cama, los cuadros en que están retratados mis hijos, el escaparate y el resto de los muebles.
Este acto “hitleriano” duró por espacio de 45 minutos. Posteriormente, la casa se mantuvo con vigilancia por parte de las fuerzas gubernamentales mencionadas y es prácticamente imposible caminar dentro de ella o salir al portal porque está “amelcochado” de asfalto que se hace resistente a la limpieza.
Santa Clara, 19 de setiembre de 2013.