Martes , 27 Junio 2017
Los que el Granma no menciona…

Los que el Granma no menciona…

En el último mes, la prensa oficialista cubana se ha dado a la tarea de embestir contra los maestros de escuelas públicas que imparten clases particulares con  fines de lucro, una actividad ilegal que prolifera en la isla desde hace décadas debido a las  deficiencias del sistema educacional cubano.

Hace menos de un mes el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista publicó un artículo  titulado La hora de los repasos y el domingo último el semanario de la capital Tribuna de La Habana, también publicó un trabajo referido al mismo tema. Y es curioso, en  los últimos tiempos cada vez que algún tema de estos es abordado por la prensa, detrás y sin fallas, vienen medidas represivas contra los implicados en estas llamadas “ilegalidades”. ¿Será que anda en camino una redada contra ellos?

Ambos diarios afirman que los  repasos particulares son una actividad legal desde hace casi tres años en el país, pero  exceptúa a los maestros en activo. Por tanto,  el repaso particular de los profesores en ejercicio con fines de lucro,  es  un acto ilegal al cual debe ponerse límites

El repasador particular es uno de los 201 oficios por cuenta propia,  autorizados en el contexto de las reformas económicas que lleva a cabo el gobierno del presidente  Raúl Castro.

Solamente un poco más de 1000 cubanos tienen licencia de repasador escolar en la isla,  pero el diario reconoce que ésta es una práctica extendida y que muchos maestros  ejercen esta labor en forma simultánea a su trabajo en escuelas.

Según el periódico del partido gobernante no solo estos maestros con licencia ejercen la labor de repasador, lo que  revela la ausencia de una ética profesional y la pérdida de la función del  maestro, quien tiene el deber de dedicarle tiempo a sus estudiantes, sobre todo  a aquellos más rezagados en el aprendizaje.

El diario dijo, y no es mentira, que una clase particular cuesta entre 2 y 10 cuc (equivalente en dólares),  una  cifra inaccesible para la mayoría de las familias en un país con un salario  promedio de 20 dólares al mes.

Sin embrago, la prensa cubana solo se aproxima a la razón por lo que esto sucede. Como siempre,  apenas roza los problemas que nos agobian. Los plantea, pero no busca mas allá de lo que todos ven.

Desde hace más de 25 años, cuando se implementaron en el país los exámenes de ingreso a la universidad, comenzaron los repasadores particulares. El porqué estaba  claro: El rigor de los exámenes de ingreso estaba por encima de los conocimientos que tenían los muchachos que deseaban entrar a la universidad. ¿Por qué las pruebas de ingreso son tan difíciles?

Nunca entendí por qué  los exámenes de ingreso o las pruebas de aptitud para determinadas carreras evalúan conocimientos que se supone el estudiante debe obtener  en la Universidad. Tampoco  nunca he entendido  cómo es posible que alumnos que obtienen buenas notas en sus evaluaciones periódicas desaprueban  los exámenes  de ingreso a la universidad sino cuentan con un repasador particular.

¿O las pruebas la confeccionan con tanta dificultad a propósito, o las clases son de mala calidad? . Estas son las interrogantes. O es una la respuesta  o son las dos juntas.

En mi opinión, hay de las dos. Los planes de estudios de la enseñanza media superior no están a la altura de las exigencias de los exámenes de ingreso, por lo que a la hora de confeccionar estas pruebas hay conflictos entre lo enseñado y lo exigido para ingresar a la universidad.

Pero esto no lo resuelve el profesor, porque no está en sus manos: Estos son criterios que los Ministerios de Educación y Educación Superior deben resolver de conjunto, de modo que los exámenes de ingreso a la universidad estén a la altura de lo enseñado en el aula y no por encima de ello.

Por otro lado están los malos maestros, que no cuentan con el conocimiento suficiente para transmitir al alumno los conocimientos que deben tener para enfrentarse a exámenes tan  rigurosos.

Comencemos por el principio: el momento de la selección del maestro. Recuerdo en mi época de estudiante  cómo casi obligaban, por no decir que chantajeaban, a los militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas a convertirse en maestros. Conocí a muchos que estudiaban la carrera pedagógica porque eran obligados,  casi una condición para no ser considerado un desafecto a la revolución.

Muchos de ellos después de estudiar la carrera pedagógica  y comenzar a trabajar como maestros se enfermaron de los nervios y preferían perder su título que volver a un aula. Y es que no se buscaba en los jóvenes su amor por la profesión, sino una obligatoriedad para llenar vacantes.  El que no daba el paso al frente era considerado un paria, un desafecto.

Mas adelante, las carreras pedagógicas se convirtieron en la salida para los peores estudiantes. Los que tenían los promedios más bajos optaban por esas carreras para no quedarse en la calle. Los pedagógicos se llenaron de los alumnos con más problemas de conducta y peores calificaciones. ¿Qué tipo de profesionales salían de ahí?.

Está de más hablar de los llamados maestros emergentes, una vergüenza para la enseñanza  en el país que aconteció en los primeros años de este siglo.   Hablemos de los no emergentes, de estos que se preparan en las universidades pedagógicas, de los que lo hicieron sin vocación, pero también  de los que la estudiaron por vocación.

Los conozco, porque he tenido el privilegio de lidiar con todo tipo de maestro, como de lidiar con todo tipo de padre. Está el maestro que espera todo el tiempo por buenos regalos de parte de los padres de sus alumnos y esto desde la etapa primaria. También los maestros que maltratan y humillan  a los niños de padres pobres, incluso siendo muchos de ellos buenos estudiantes. Estos  maestros son los mejores cuando se trata de niños de padres con recursos. Estos maestros son capaces de bajarles las notas a buenos  estudiantes por tal de que los preferidos sean los mejores del aula.

Conozco a los padres que compran todo el tiempo el favor del maestro…y conozco a maestros que su gran afición es dejarse comprar. Ejemplos tengo por miles.

Conozco maestros que no imparten clases de calidad en el aula y después en los repasos particulares sí lo hacen.

Pero también conozco a muchos maestros que no transigen, que son verdaderos ejemplos de su profesión y conozco a muchos padres que violando principios éticos recurren sin remedio a estos repasadores.  Pero…¿Cuáles son las causas que llevan  a padres honestos recurrir al repasador y al profesor incurrir en esta “falta”?.

Una de las profesiones mejor pagadas en el mundo es la de maestro, por el valor  que encierra esa profesión en la formación de las nuevas generaciones, sin embargo, en Cuba nunca se le ha dado el valor real que tienen.

Conversando con algunos de estos  maestros,  queridos y admirados por sus propios alumnos,  todos coinciden en una gran verdad:  el sistema educacional cubano no está a la altura de los tiempos que vivimos:

Los programas de estudios no están acordes con lo exigido en los exámenes de ingreso, las horas de clases no son suficientes, hay demasiados alumnos en un aula, pues muchas veces están hacinados y el calor es insoportable,  las instalaciones educacionales son precarias en cuanto a condiciones materiales, la base material de estudio es obsoleta, porque muchas veces los libros de texto con que cuenta el alumno no contienen los conocimientos que ellos necesitan,  no existe un verdadero engranaje entre lo que debe enseñarse en un aula y lo que deben investigar ellos por sí mismos, no existe un verdadero acceso de los  estudiantes a las nuevas tecnologías como la Internet, entre muchas otras causas objetivas.

Según ellos, en esas  circunstancias es muy difícil cumplir con su misión y nadie se da cuenta de estas causas. “Nos exigen cada vez más, nos juzgan cada vez más y nadie se detiene a pensar qué necesitamos nosotros para cumplir con nuestra tarea, ni tampoco se percatan de que  también somos seres humanos,  que tenemos necesidades materiales como todo el mundo”, apuntan.

Y estoy segura de que tienen la razón, he sido testigo de todo lo que ellos plantean. La mayoría de ellos  repasan de manera particular a los alumnos por ausencia de una ética profesional como afirma el Granma. Lamentablemente lo hacen porque tienen la misma necesidad que tiene el resto pueblo cubano, porque lo que ganan no les alcanza ni para comprar la canasta básica. Cuando he conversado con ellos siempre afirman que el día que tengan un salario decoroso dejarán de repasar de forma particular.

Nadie sabe lo que es pasarse el día en un aula trabajando y luchando para que los muchachos aprendan, lidiando con muchos a los que no les interesa la escuela, y después salir a continuar trabajando, cuando deberíamos estar descansando. Para nosotros, y cuesta trabajo admitirlo, es realmente una vergüenza tener que acudir a  métodos ilegales de obtener dinero,  miles han abandonado las aulas, para dedicarse a actividades que les permita sobrevivir, afirman ellos, los que el Granma no menciona.


 

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