“Sera justo que los que ostentan el poder y dicen ser los representantes del pueblo vivan en lujosas y enormes casas cuando un gran número de familias viven en casas semidestruídas y en condiciones verdaderamente deplorables”
La falta de fiscalización de los funcionarios e instituciones estatales por parte de los ciudadanos, en el cumplimiento de sus deberes, por una predisposición política del gobierno en pro de mantener el control absoluto de poder, hace invulnerables a los órganos de gobierno y sus representantes. Las soluciones vienen precedidas de justificaciones históricas, que no cumplen con la solución de los problemas.
Tal es el caso de las familias que viven en la comunidad de “La Nilda”, (Portilla) Río Seco, a 16 kilómetros de la carretera a San Juan y Martínez. En este asentamiento poblacional, se encuentran más de 30 familias damnificadas que fueron reagrupadas en los albergues a consecuencia de los ciclones Lili e Isidore. Este albergue había sido una unidad militar del Ejercito Juvenil del Trabajo, y en el año 1994 pasó a un Batallón de Fuerza de Trabajo, hasta que en 1995 se convirtió en un almacén de tela de tapado. En el año 2002 con el paso de los mencionados ciclones, albergaron a los damnificados residentes en Santa Damián, Forteza y Río Seco, familias pobres de muy bajos ingresos que no contaban con medios propios para reconstruir sus hogares.
Al mes de estar albergadas, se personaron en el lugar el otrora Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros Carlos Laje Dávila, acompañado de la ex primera Secretaria del Partido en la provincia María del Carmen Concepción y otros funcionarios del Gobierno y el Partido. Delante de todos los vecinos del lugar Laje manifestó: “me comprometo a que muy pronto tendrán sus casas”. Todos muy ilusionados esperaban una respuesta inmediata para solucionar la penosa situación en la que se encontraban, ya que muchos no sólo habían perdido su hogar, sino, su terruño, sus comodidades y hasta sus pertenencias. Al principio las organizaciones de masas entregaban almuerzo y comida, y eran visitados diariamente por un médico de familia. El Delegado en función en aquellos momentos Sergio Carrelegua con frecuencia los visitaba y en las asambleas manifestaba que lo prometido sería cumplido, que tenían que tener paciencia y esperar. A penas transcurrido unos meses, desaparecieron las atenciones y las promesas hechas.
Después de todo este teatro, todos los años venía una comisión del gobierno, de la vivienda y no resolvían nada. Transcurrido unos años, comenzaron a deteriorarse los techos de las improvisadas viviendas y la solución que dio Sergio Carrelegua fue mandar a quitar los techos de los baños para ponerlos en los techos de las viviendas afectadas, quedando los baños sin techos.
Todos los delegados y dirigentes de turno visitaban el lugar y hacían las mismas promesas. Después de 14 años quedan 16 familias, sobreviviendo a las inclemencias del tiempo, dificultades, insatisfacciones, escasez, pasando frío, sin condiciones higiénico sanitarias, sin agua potable, rodeados de insectos y roedores, muchos de ellos enfermos de cáncer; un joven de 27 años que está en fase terminal, una señora con un seno amputado, 2 impedidos físicos, han muerto 8 personas en espera de resolver sus problemas, y otros con la agonía de ver pasar largos años sin que nadie resuelva nada.
En la actualidad ya todos los planes ejecutados anteriormente están sin valides, ya que las últimas informaciones que le dieron a las familias que allí sobreviven es que el gobierno decidió remodelar los albergues para buscar un mejor confort y mejorar la situación de vivienda que presenta estas familias abandonadas.
Lo esencial de la situación y la problemática que existe en esta comunidad respecto a las familias que han sufrido 15 años de abandono y engaño por parte del gobierno y el estado es que todavía no existe una solución a corto plazo y estas familias continuarán viviendo en condiciones precarias.
Las instancias gubernamentales deben tomar medidas, que resuelvan cuanto antes la crítica situación en que viven estas familias, que han sido abandonadas y engañadas por más de 15 años. La provincia exhibe y promociona sus mejores galas ante el mundo, pero oculta y olvida la realidad en que viven la mayoría de los cubanos.