La mayoría de las personas que llegan del oriente del país -que no tienen donde vivir- y se establecen en Güira de Melena, Artemisa, trabajan con los campesinos hasta reunir cierta cantidad de dinero y comprar un contenedor.
Estas moles de hierro las preparan para que les sirvan de refugio, algunos les ponen tejas de fibrocemento en el techo, para evitar un poco el calor; también les hacen ventanas a los lados.
Los que aquí habitan, no tienen agua, electricidad, ni baño; las necesidades fisiológicas las hacen en jabas de nailon y después las tiran en el monte. El agua que utilizan la cargan en tanques de las casas de los vecinos o de los motores de agua que tienen los campesinos. Así viven los que emigran del este del país.
Artemisa, 19 de noviembre de 2013.