Martes , 27 Junio 2017

Al pan, pan

Aunque no es un tema novedoso ni aislado, los problemas “del pan nuestro de cada día” se extienden por casi todo el archipiélago cubano, un crítico ejemplo de ello, se puede encontrar con reiteración en la localidad de Velasco, municipio de Gibara, en la provincia Holguín, donde el pan se convierte en una desfachatada falta de respeto a los velasqueños, quienes tienen que conformarse con comerlo confeccionado sin grasa, muy poca sal, mal horneado y para colmo sucio, que no se puede determinar si es pan o un pedazo de cualquier basura.

Por más quejas que refieren los consumidores (hay una población de unos 25 000 habitantes) a los dirigentes de la referida localidad; así como los reiterados planteamientos en las rendiciones de cuenta de los Delegados del Poder Popular, el problema persiste con demasiada frecuencia, dejando un claro indicio de lo poco que le importa a los que mal dirigen el país, los intereses y criterios del pueblo.

Aunque la mala calidad del pan no es sufrida solamente en la localidad de Velasco; en el municipio cabecera de la provincia, resulta igual una vergüenza comprar el pan que corresponde a cada cubano, según reglamentaron y racionaron los dirigentes de la isla, y la razón de esto es que le falta de todo aquello que debería integrarlo para que se logre llamar pan.

Lo cierto es que cuando el consumidor pretende morderlo, al menos se descascara, o si no se desmorona como si fuese un polvo; otros dejan el recuerdo de un pedazo de pasta de croquetas cruda dentro de la boca. Si resulta difícil buscarle una comparación con lo que pueda parecerse estos panes, peor es comérselo.

Llama la atención, que de tantas leyes, decretos, resoluciones; así como el exceso de controles y auditorías establecidos por el gobierno, se escape de su rígida vigilancia, uno de los problemas que más ha planteado el pueblo en las rendiciones de cuenta del Delegado del Poder Popular, el inacabable inconveniente de la calidad del pan.

Estas situaciones demuestran que el régimen lo único que hace es manipular abiertamente al pueblo en uso de sus intereses, y que realmente sus necesidades no son tenidas en cuenta; al no ser que les sirva para sus campañas mediáticas, con el fin de preservar “la mentira más larga del mundo” que es: “la revolución”.

Holguín, 12 de mayo de 2016


 

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