En esta capital de los cubanos, en la esquina de Calzada de Palatino y Fomento, Cerro, hay un local en estado crítico y pésimas condiciones estructurales. El lugar prestaba sus servicios a la población como cafetería donde se ofertaban alimentos de baja calidad y con bastante mala higiene, lo que parece que siempre caracterizó al sitio pues quienes lo conocen lo nombraban “El Palacio de las Moscas”.
El espacio colindante a la cafetería, con entrada por la calle Fomento, era el comedor comunitario donde se ofrecía comida a ancianos necesitados. Al declarar el lugar peligroso por la posibilidad de derrumbe transfirieron el comedor para la juguera que está situada en Vía Blanca entre Parque y Recreo, en el mismo municipio, proponiéndoles a los ancianos el traslado temporal para ese lugar; lo que para muchos resultó un caos por ser difícil llegar hasta allí, por causa de sus padecimientos y enfermedades.
El lugar ha permanecido en el olvido durante varios meses, la destrucción se ha apoderado de él, sus columnas tienen grietas y rajaduras, su techo podría resultar otra de las maravillas del mundo imitando a los Jardines Colgantes de Babilonia, con frondosas plantas creciendo encima. En sus puertas quedan pocos cristales sanos.
El portal lleno de petróleo, sirve de entretenimiento a los niños, los que juegan a mojar sus manos y escribir sus nombres en la acera, sin percibir el grado de peligrosidad que esto representa. La irresponsabilidad se aprecia, el Estado no se ha encargado de colocar carteles o poner obstáculos que impidan tener acceso -incluso a la acera- ya que es evidente el riesgo de caminar cerca de construcciones a punto de desplomarse.
18 de marzo de 2014.