Acudir a la terminal de ómnibus en Güira de Melena, uno de los municipios que forman parte de la joven provincia de Artemisa, es una calamidad. La despreocupación de las autoridades territoriales del gobierno, ha hecho de este lugar una zona de difícil acceso a la hora de viajar, con un entorno muy deplorable.
Ubicada en la calle 82, entre las Avenidas 97 y 101, tiene en sus alrededores: cafetería, mini- restaurant, un improvisado albergue para los casos de la epidemia de dengue y hogares de familia, entre otros. Sin embargo las aguas pútridas convierten este enclave en un alto potencial para futuras enfermedades.
Para acceder a tomar un auto, camión, o las escasas guaguas locales, los usuarios deben transitar por un mar de aguas pestilentes, que al paso de los días de estancamiento se tornan de un color verdusco, destilando un hedor irrespirable, dentro de un local improvisado, al cual llaman anden de espera.
También los residuos de basura que desechan los pequeños negocios de sus alrededores, hacen de la zona un hábitat favorable para el desarrollo de enfermedades, de las que tanto afectan hoy en día.
Tanto los que viven en la comunidad como los viajeros, encuentran dificultades para acceder a esa instalación, dejando una pésima imagen de la higiene, que a diario reclaman los moradores a las autoridades gubernamentales y sanitarias del municipio.
Hablé con uno de los porteadores privados, el cual no quiso identificarse, por el miedo que se conoce las personas tienen al régimen, solo me dijo que era “El Chino”, y que si se dejaba fotografiar por mí, seguro al otro día le cerraban el contrato, en el mejor de los casos. Él me explicó que cuando pasaban varios días de estar las aguas estancadas y con mucha fetidez, es que ponían un extractor de agua y la drenaban por toda la Calle Real (nombre por el que se conoce la calle 82) dejando esto una estela de mal olor a través de esa zona; de esa manera resolvían –de forma momentánea- el problema hasta que volvía a llover y se repetía nuevamente la historia.
Para los que vivimos en este municipio y estamos acostumbrados a la dejadez gubernamental, solo podríamos afirmar: “Clásica chapucería de las autoridades güireñas”.
Artemisa, 29 de setiiembre de 2015.