El parlamento cubano, en sesión del dos de junio del año en curso, convocada por el presidente cubano Miguel Díaz Canel, inició un proceso para reformar la Constitución cubana, con una comisión que preside Raúl Castro, pero paradójicamente esa convocatoria ha ignorado los reclamos legítimos y justos del Proyecto Varela del año 2002 que llamaba a un referendo para legitimizar los derechos ciudadanos.
El objetivo, según Díaz Canel, “es que actualizará la Constitución vigente desde hace cuatro décadas”. Obviamente hace referencia a la Constitución de 1976 que ya ha tenido varias reformas significativas dentro del marco totalitario, que él no refiere ni menciona.
Lo primero que tendríamos que decir ante esta iniciativa de revisar la Constitución cubana, es que cualquier reforma constitucional en Cuba tendría que comenzar por hacer justicia al Proyecto Varela del año 2002 e implementar su objetivo fundamental de consultar al pueblo para reclamar sus derechos. No podemos pasar por alto que los cinco postulados de ese proyecto libertario y de derechos, tan dignamente representado por Oswaldo Payá y los oposicionistas que lo acompañaron en su entrega en la oficina de la Asamblea Nacional, más los cientos de activistas que por toda la isla recogieron las firmas requeridas, estremecieron los cimientos dogmáticos de la dictadura castrista.
La petición del Proyecto Varela, estuvo avalada por las más de10 mil firmas que exigía esa misma carta constitucional comunista en sus artículos numerales 88 y 63, que permitian a los ciudadanos hacer peticiones a las autoridades para que se consultara al pueblo.
El Proyecto Varela hizo cinco propuestas o peticiones de derechos de la ciudadanía, que se resumían en: Los derechos a la libre expresión y libre asociación. La amnistía a todos los presos politicos. El derecho de los cubanos a formar empresas. Una nueve ley electoral. Y convocar a elecciones generales en un plazo comprendido entre los 270 días y los 365 posteriores a la realización de este referendo.
Esta petición del Proyecto Varela tuvo un amplio respaldo nacional e internacional, con el apoyo del presidente de la República Checa, Vaclal Havel, que propuso a Oswaldo Paya para premio Nobel de la Paz. También manifestaron su apoyo el ex presidente Jimmy Carter cuando habló en el Aula Magna de la Universidad de La Habana; la Presidencia de la Unión Europea; el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush; el presidente de España, José María Aznar; el Senado de los Estados Unidos; organizaciones de Derechos Humanos de todo el mundo; varios gobiernos de América Latina y dentro de Cuba todas las organizaciones oposicionistas y de derechos humanos.
La respuesta de Fidel Castro ante el reclamo legítimo del pueblo en el Proyecto Varela entonces, fue dictaminar en esa reforma constitucional implementada aceleradamente en ese mismo año 2002, que en su artículo 137 establecía que el “socialismo era irrevocable”, queriendo decir que no era cambiable ni discutible. !Vaya monstruosidad jurídica!
Curiosamente esa reforma castrista que hizo al socialismo irreversible, dictaminó teóricamente que la “libertad de conciencia” garantizaba la libertad del ciudadano para poder cambiar de creencias religiosas”. O sea que el ciudadano podía cambiar de creencias religiosas, pero no de tendencias o creencias políticas. ¡Qué herejía jurídica!
Por eso insistimos que cualquier reforma constitucional cubana, legítima, tiene que partir de los postulados del Proyecto Varela. No hay otra vía posible…
[Aparecido originalmente en Democracia Participativa ]
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