Desde el pasado miércoles 18 de julio de 2018, venimos siguiendo por televisión, los debates de los miembros del parlamento cubano, sobre el anteproyecto de la nueva constitución. Primeramente en las comisiones de trabajo y luego en el plenario. Aunque el texto constitucional aún no se ha publicado, ni todos los debates han sido televisados, al menos tenemos una idea de que está pasando.
A mi consideración, la llamada «generación histórica de la revolución» está enfrascada en aprobar una nueva constitución que legitime y garantice la continuidad del relevo generacional revolucionario, lo que se ha dado en llamar por la disidencia cubana como postcastrismo o castrismo tardío. Esta nueva constitución, supuestamente moderna, democrática y funcional, debe convencer a la opinión pública mundial que el gobierno cubano está cambiando con la ¨actualización del modelo económico y social¨ y que es fruto de un ¨intenso debate¨ genuinamente popular y democrático. Sin embargo este vano empeño no logra convencer al gran público, ni siquiera a los cubanos que siguen sus vidas cotidianas de sobrevivencia, ajenos e indiferentes al ¨debate constituyente¨ porque todos saben que nada va a cambiar.
Lo primero que advertimos es la ausencia de una asamblea constituyente democrática e inclusiva, convocada por elecciones libres, directas y supervisadas internacionalmente. Lo segundo es que los debates son realizados inicialmente por un parlamento ideológicamente uniforme, en el cual el 95.21% de sus 605 diputados son militantes del único partido comunista de Cuba o de la unión de jóvenes comunistas, según datos proporcionados por el periodista independiente de 14ymedio, Reinaldo Escobar. Incluso, agrego yo, los 29 diputados que no son militantes de estas organizaciones políticas cubanas, son reconocidos por su incondicionalidad al régimen de La Habana, como por ejemplo los casos de los religiosos Pablo Odén Marichal Rodríguez y Enrique Alemán Gutiérrez, o las deportistas Yipsi Moreno González y Omara Durand Elías. Como tercer elemento de análisis aprecio que los debates populares convocados serán estrictamente controlados en asambleas oficialistas en colectivos laborales y organizaciones de masas, sin dejar espacios a discusiones libres. Por ejemplo, la iniciativa del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid, de abrir una página digital para colocar libremente, propuestas de artículos para la nueva constitución cubana, fue bloqueada inmediatamente para los cibernautas cubanos. Este sitio se localiza en www.reformaconstitucionalcuba.org y cualquier persona que intente acceder al mismo desde Cuba comprobará que continúa bloqueado.
Ya analizando propiamente el anteproyecto y sus debates en el primer período ordinario de sesiones de la IX legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, vemos que en sus 224 artículos tal parece que hay cambios trascendentales, cuando en realidad se mantiene inalterable el estatus quo del poder absoluto en manos del partido comunista de Cuba por el artículo 5, así como la irrevocabilidad del socialismo cubano. Fue muy triste ver en el debate por comisiones, como el diputado por el municipio Cotorro, Pedro Esquivel, pidió aclaraciones sobre el papel del partido comunista de Cuba en la nueva constitución, especialmente en lo relacionado con la defensa y las facultades de los primeros secretarios provinciales del partido y la respuesta de José Luís Toledo Santander, presidente de la comisión de asuntos constitucionales y jurídicos de la Asamblea Nacional fue tajante, y cito ¨el partido es la fuerza dirigente superior del estado y la sociedad, está por encima del organigrama estatal y no podemos en este marco trazarle directrices al partido¨ Fin de la cita. Esta respuesta resume el limitado valor del anteproyecto constitucional. También inútilmente introdujeron los redactores del texto la definición del estado cubano como un estado socialista de derecho democrático. Qué estado de derecho es este me pregunto yo, en que un partido único está por encima de la constitución y que en todas la provincias y municipio del país, aunque existen sedes gubernamentales, el poder real está en los respectivos primeros secretarios de comités municipales y provinciales del partido, cuyas disposiciones escapan al control constitucional y para colmo la propia constitución se blinda al declarar que este orden no puede ser modificado en modo alguno.
De todas formas es interesante tomar nota de algunas novedades que trae este anteproyecto aprobado en el plenario de la Asamblea y del que se dispuso su consulta popular hasta el mes de noviembre del presente año. Se reconocen diversos tipos de propiedad incluyendo la propiedad privada, con limitaciones por supuesto. Se fortalece el papel de los municipios para su autogestión. Se retoman los gobiernos provinciales regidos por un gobernador y los gobiernos municipales liderados por intendentes. Se pasa del principio de negación de la doble ciudadanía al de la ciudadanía efectiva que significa en la práctica que Cuba no reconoce la ciudadanía extranjera a los nacidos en Cuba mientras permanezcan dentro del territorio nacional. Se elimina del texto la aspiración de construir la sociedad comunista, conformándonos con construir el socialismo. Se instituye la figura del presidente y vicepresidente de la República como jefatura de estado y el Consejo de Estado pasa a ser presidido por el presidente de la Asamblea Nacional, mientras que se crea el cargo de primer ministro como jefe del gobierno. Cambios todos que modernizan el estado y se asemejan a la estructura aceptada por los países socialistas asiáticos. En el caso de los tribunales hay un marcado retroceso al permitirse la no colegiatura de los mismos y la no participación de los jueces legos, aunque se recoge la figura jurídica del hábeas corpus, quedando como asignatura pendiente la independencia de abogados, jueces y fiscales. Se extiende a 5 años el mandato de los delegados municipales del poder popular, se precisa las funciones del Consejo de Defensa Nacional y se introduce la Contraloría General de la República. La novedad más mediática la constituyó sin duda la admisión del matrimonio entre personas del mismo sexo. Debate que fue ridículo porque se centró en cuestiones de redacción y estilo, sin atreverse ni un sólo diputado a oponerse a la propuesta del matrimonio homo igualitario dejando silenciado el criterio de miles de cubanos y de importantes sectores religiosos y fraternales que se oponen firmemente al mismo. Ningún diputado se atrevió a realizar la objeción al matrimonio homosexual por ser este planteamiento políticamente inadecuado de acuerdo a las directrices previamente trazadas por el partido único. Tampoco quiero pasar por alto que el Secretario del Consejo de Estado, Sr. Homero dijo en la presentación del anteproyecto que y cito “Se recogen los derechos humanos según nuestra visión”. Sin comentarios este punto.
En fin que como se dice en buen cubano, ya la jugada está cantada, ahora sólo nos queda esperar la aprobación en diciembre del anteproyecto y la convocatoria al correspondiente referéndum pero eso será otra historia que también la comentaremos si Dios lo permite.
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